Por Gerardo Cartagena Crespo
Respuesta:
- No. No era voluntad de Dios que comiera del fruto prohibido, sino que, obedeciendo la voluntad divina se perfeccionara en santidad y amor.
- He aquí la razón fundamental de la prueba. La voluntad de Dios era que, nuestros primeros padres se perfeccionaran en la humildad (por la obediencia), en santidad (absoluta confianza y entrega) y la caridad (desprendimiento total de sí), y de esta manera dirigir la mirada y el pensamiento sólo a Dios como fin supremo y absoluto a alcanzar y a él unirse en perfecto amor.
- -De esta manera el uso de las criaturas hubiese sido de un modo correcto (sin mal manejo), ordenado (sin destrucción) y desprendimiento (sin acaparamiento).
- -Y es que, esa humildad, santidad y amor sólo pueden darse donde hay plena libertad y conciencia de sí mismo y de sus actos. Sin libertad no es posible alcanzar la santidad y perfección en el amor.
- -Pero la libertad conlleva un riezgo: la posibilidad de optar contra el amor. Y a pesar de esa posibilidad Dios, en su infinita libertad y sabiduría, es que él obra.
- Pero si Dios lo sabe todo debería saber que Eva iba a comer del fruto prohibido; luego ante esta realidad , si Dios no quería que Eva comiera del fruto prohibido no la debió haber creado, sino a otra que sí hubiese obedecido.
- Este planteamiento, desde el punto de vista humano, parece el más razonable y de sentido común (este juicio yerra ya que se juzga a Dios con criterios puramente humanos). Pero el que nos parezca el más razonable, no necesariamente debe ser el correcto, ya que, por nuestra limitación por estar inmersos en el tiempo sólo podemos ver las consecuencias a corto plazo y, en muchas ocasiones, erróneamente; pero Dios, que es la eternidad y tiene ante sí todo el tiempo, ve las consecuencias a largo plazo y en todas las vertientes posibles y con absoluta exactitud.
- -Cuando se juzga a Dios con criterios puramente humanos se espera que él actúe como actuaría un hombre. Este antropomorfismo es lo que ha llevado a muchos a renegar de él: juzgar los actos divinos con los mismos criterios a como se juzgan los actos humanos (“Si Dios fuera todopoderoso y bueno erradicaría el mal del mundo”. Este pensamiento propio de no creyentes también se da entre creyentes. Y es que, la infinita diferencia entre lo eterno -Dios- y lo temporal-nosotros- lleva a este tipo de exigencias en el pensamiento, que siempre tiende a buscar un por qué a las cosas. Pero he aquí que la fe viene en auxilio del creyente abierto y dispuesto a la verdad). Es como exigirle a Dios que haga que 2+2 no sean 4 sino 5 y, a pesar de ello, que el universo y las leyes que lo rigen permenezcan sin cambio; y que, a pesar del cambio de valores, que cuando un cientifico haga sus cálculos den siempre el resultado correcto. Sólo en un caso Dios ha modificado las leyes matemáticas: cuando 1+1 es igual a 1 o a 3. "Y dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos formarán una sola carne" (Génesis), y de esa unión el resultado sea una familia de tres miembros.
- -No podemos esperar que Dios actúe con los mismos caprichos e imperfecciones humanas: “No voy a crear a ésta porque me va a desobedecer, mejor creo a esta otra que me será fiel”. Dios no se deja llevar por caprichos humanos ni mide las consecuencias al estilo humano. ¡Dios es Dios y NO hombre! Si a Dios, que conoce perfectamente todos los tiempos y todas sus vertientes y posibilidades, le pareció bien crear a esta mujer es porque, en su eternidad, esta era la mejor opción para el beneficio espiritual y sobrenatural del hombre y la mujer.
- -Y es que, cuando el ser humano se ve envuelto en problemas y dificultades es cuando puede desarrollar mejor sus potencialidades, y muchísimo más si su vida es según Dios. Además Cristo nos ha alcanzado muchísimo más beneficios espirituales y sobrenaturales (beneficios infinitos) de los que nuestros primeros padres hubiesen alcanzado con su obediencia.
- -Cuando se pretende corregir a Dios con juicios humanos (“si Dios realmente viera los acontecimientos futuros humanos, no los realizaría así, sino de esta otra manera”) es tratar de rebajar a Dios a condición de criatura. Es así que, cuando no creyentes hacen este tipo de juicio contra Dios, cometen una operación de pensamiento irracional y, por consiguiente, yerran en sus afirmaciones sobre las acciones de Dios.
- Algo que se pasa por alto es que, aunque Adán y Eva hubiesen superado la prueba de la obediencia esto no los hubiese hecho impecables, puesto que la libertad, como un don fundamental, seguiría siendo necesaria para la recta aceptación de la voluntad divina en las diversas tomas de decisiones en la vida.
- -Por eso no nos debería extrañar el que (y aquí voy a conjeturar y para que se reflexione en ello) a lo largo de las genealogías algunos optasen, en algún grado, en contra de la voluntad divina. Y aunque las consecuencias no fuesen universales, como el caso de Adán y Eva, sí lo serían de modo particular y muchísimo más grave, por el alto grado de conciencia y perfección en el conocimiento de Dios. Y ante tan alto grado de conocimiento y perfección en las verdades eternas, tal acto de desobediencia sería casi imposible un acto de arrepentimiento por el alto grado de malicia que lo envolvería. Si cierta cantidad de espíritus puros pecaron y Adán y Eva, a pesar de su estado de inocencia pecaron, no debería extrañarnos tal posibilidad en entes libres.
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