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La Iglesia de Jesucristo, la que Él fundó I

Primera parte. Razones que identifican cuál es la verdadera y única Iglesia de Jesucristo

Por: Gerardo Cartagena Crespo



Temas a ser estudiados en este ciclo: *Razones que identifican cuál es la verdadera y única Iglesia de Jesucristo; *Universalidad y presencia de la Iglesia de Cristo en el mundo; *Razones bíblicas e históricas para ser católico apostólico y romano; *Invencibilidad y permanencia perpetua de la Iglesia en la verdad; *Un signo de unidad: la Iglesia de Jesucristo es jerárquica; *Identificación de la Iglesia que Cristo fundó con la Iglesia Católica y su lucha contra Satanás; *La Figura del Gran Rey. Síntesis de Historia de la Iglesia que Cristo fundó a modo de cuento.

Introducción
Ante la pregunta, ¿cuál es la verdadera y única iglesia de Jesucristo?, la respuesta debería ser sencilla y clara: "La verdadera y única Iglesia de Cristo es..." En la Biblia y la Historia están la respuesta.

¿Podemos afirmar y asegurar que la Iglesia Católica Apostólica y Romana es realmente la verdadera y única iglesia de Jesucristo? ¿Qué evidencias bíblicas e históricas podemos presentar para demostrar esta afirmación?

Sí, se puede asegurar que existe evidencia abrumadora para confirmar categóricamente y con toda seguridad la verdad de esta afirmación. Veamos.

Ante la pregunta, ¿cuál es la verdadera y única iglesia de Jesucristo?, la respuesta debería ser sencilla y clara: "La verdadera y única Iglesia de Cristo es..."

Un momento, como soy católico la respuesta lógica es la Iglesia Católica, pero el problema es que, si eres protestante de cualquier denominación, tu respuesta estará basada en tu fe, luego aparentemente no es tan sencillo ni tan claro una respuesta objetiva a la pregunta. Existe, pues, ¿una respuesta objetiva (no subjetiva) y convincente? ¿Hay manera de saber con plena  y absoluta certeza cuál es la verdadera y única Iglesia de Jesucristo?

De hecho, ¿existe una iglesia que sea de Cristo? Para dar una respuesta clara y convincente a estas preguntas, veamos qué nos dice la Biblia.

Para probar mi punto voy a utilizar como argumentos de razón dos verdades bíblicas de gran peso, que serán la base sobre las cuales apoyaré mis razones.


Argumento 1. Dios quiere la salvación de todos los seres humanos y que lleguen a la plenitud de la verdad (1 Timoteo 2, 4).

SALVACIÓN
Efectivamente, en esto consiste la esperanza del creyente, el poder alcanzar la SALVACIÓN eterna; pero este deseo universal de la salvación por parte de Dios, está condicionada a nuestra libre elección, al cooperar con Dios aceptando sus gracias y favores que, por Jesucristo, continuamente nos envía, o rechazando y dando la espalda a tales gracias.

Dios nos ha creado por amor. Porque nos amó desde la eternidad, Él que es el Amor, quiere que vivamos y experimentemos lo que es vivir en el Amor. Por eso nos ha creado con la capacidad de amar, es decir, conocerle a Él, que es amor, amarlo sobre todas las cosas haciendo su voluntad, y viviendo en su amor proyectarlo a los demás para una vez terminado el curso de nuestra vida terrena con la muerte vivir eternamente con Él en su Reino del Cielo.

VERDAD
El Beato puertorriqueño Carlos Manuel Rodríguez, en su ensayo sobre La Verdad nos lo explica muy bien (el mismo es sumamente corto pero con un profundo contenido, por lo que recomiendo sea leído antes de continuar).

Lo primero que tenemos que considerar, para poder llegar al conocimiento pleno de la verdad, es que la verdad es absoluta (2+2=4 objetivamente no admite otra respuesta o resultado; el triángulo es una figura geométrica de tres ángulos), y que la verdad relativa es una mentira pues, ¿cómo dos ideas contradictorias pueden ser verdad? Por ejemplo, si soy cristiano mi fe, en la Obra de la Salvación, se fundamenta en que he sido redimido por Jesucristo y en Él y sólo en Él he de alcanzar la salvación eterna, en contra de la doctrina de la reencarnación, la cual enseña que es el ser humano quien se salva a sí mismo; por consiguiente, un cristiano que cree en la reencarnación automáticamente y según la naturaleza del cristianismo deja de ser cristiano, puesto que ambas creencias se destruyen mutuamente.

Hay quienes, con el intento de justificar su libertinaje, que identifican erróneamente con la libertad, dicen y aseguran que la verdad absoluta no existe porque ata las ideas y, en cierta medida, esclaviza los actos en una sola dirección impidiendo el libre ejercicio de los mismos. Para ellos verdad y mentira andan juntas, de la mano, y se confunden en un abrazo "armonioso" del cual no se pueden distinguir.






Esta idea es un sofisma que busca justificar el comportamiento desordenado en contra de la voluntad de Dios (la cual siempre busca nuestro bien). ¿Qué son las leyes de tránsito, sino un intento de las autoridades del Estado para procurar nuestro bien personal, el de nuestros acompañantes (familiares, amigos) y el de los otros conductores? Estas leyes no son para molestarnos ni mucho menos esclavizar nuestras libres acciones en las carreteras, sino más bien, ayudarnos a conducirnos responsablemente en beneficio del bien común.

Esto mismo es lo que busca las leyes divinas fundamentada en la verdad absoluta, que nuestro comportamiento se regule tanto en beneficio propio y, sobretodo, hacia los demás.

Quien vive de espaldas a la Ley de Dios impresa en la conciencia y niega la Verdad Absoluta, es esclavo de aquello a lo que se ha entregado (poder, sexo, alcohol, drogas, materialismo, supersticiones...), por consiguiente vive una mentira y, lo peor del caso, que es voluntaria. Ante esta situación, lo sensato y verdadero es reflexionar sobre el significado de la vida.


Argumento 2. Dios es Dios de orden y de paz (1 Corintios 14, 32-33).

Este es uno de los atributos divinos sobre el cual se fundamenta la verdad absoluta, sin la cual no es posible llegar a un conocimiento pleno de la verdad (no solamente en el plano religioso, sino también en la Ciencia, la Historia, Sociología y todas las formas y métodos del saber humano).

El orden es la base de la paz, la cual genera, en quien la recibe, confianza y seguridad en quien la proyecta. De aquí la certeza del verdadero creyente (el que se esfuerza por vivir según la voluntad de Dios) de que lo que Dios le ha revelado (por la Divina Revelación) es del todo cierto.

Entre los enemigos del Orden divino está el de creer que todas las religiones o iglesias (en el caso del cristianismo) son verdaderas y totalmente buenas. Las religiones no pueden ser todas verdaderas, puesto que se contradicen en puntos fundamentales de la fe. Las religiones sí tienen elementos de verdad y bondad dadas por Dios para que, por medio de ellas y con la ayuda de Dios, los que viven de buena fe lo que ésta enseña (aquellos a quienes todavía no les ha llegado el Evangelio, por lo que, sin culpa lo desconocen) alcancen la salvación.

En el Cristianismo el enemigo número 1 del Orden divino es... No, no es la Iglesia Católica, como creen y propagan sus enemigos. El enemigo número uno que ha llevado a un enfrentamiento de guerras y odios entre cristianos y que, por lo tanto, ha sido el más grande y grave impedimento para que el mundo crea y se convierta es la DIVISIÓN, el desmembramiento del Cuerpo de Cristo (ver Juan 17, 18-23).

Uno de los problemas más grave del protestantismo es que, con su doctrina antibíblica de la libre interpretación de la Biblia (ver 2 Pedro 1, 20; 3, 16) lleva en sí mismo el virus de la división y la discordia.

Por consiguiente, el protestantismo es radicalmente opuesto a la manifestación del orden divino con relación a una sola y única Iglesia.

¿Podrán los protestantes, ortodoxos (que también están divididos)... argumentar bíblicamente que la división es fruto del Orden divino? Si no pueden, ¿por qué continúan apoyando la división?

El orden, como atributo divino, nos asegura que la Buena Nueva de la Salvación fundamentada en la verdad, nos va a llegar en toda su integridad, no fragmentada como vemos en el protestantismo.

Si Dios es Dios de orden y de paz y quiere que todos los seres humanos se salven y, junto con ello, quiere que lleguemos a la plenitud de la verdad, ¿cómo se dará a conocer esa verdad de modo total e integra? He aquí la gran pregunta y he aquí la gran respuesta:


Razón I. La única Iglesia de Jesucristo

Hemos visto, desde la Sagrada Escritura, tres verdades fundamentales que nos ayudarán a descubrir cuál es la verdadera y única Iglesia de Jesucristo. Estas son la salvación y la verdad completa como requisitos indispensables para acceder y estar en comunión con el Dios verdadero; y el orden divino que vincula ambas verdades (salvación y verdad) bajo una sola y única realidad o entidad. Esto es así porque el mismo ORDEN y la PAZ exigen que haya un perfecto vínculo de unidad en los designios divinos. Sin esta unidad perfecta, la salvación y la verdad se mezclan y se contaminan con el error (como de hecho sucede en el protestantismo, pues sus innumerables divisiones atestiguan esta realidad; si creyeran realmente en lo que hizo Martín Lutero como obra de inspiración divina, ¿por qué no se unen a la iglesia que surgió como consecuencia de sus enseñanzas: la luterana? "Ah, es que también se equivocó en muchas doctrinas". Y es así que perpetúan la división en contra del orden establecido por Dios).

Ahora bien, ¿dónde mirar y buscar la salvación en la plenitud de la verdad?

Ante esta pregunta muchos pensarán en la Biblia como única fuente de la divina revelación, sin la cual no hay forma de acceder a ella. Es decir, para ellos la plenitud de la verdad está encerrada en un Libro, fuera de ahí Dios no ha revelado nada más. Si es así Cristo debió haber mandado a sus Apóstoles a escribir todo cuanto él dijo e hizo, pero la verdad bíblica es que Cristo mandó a sus Apóstoles a anunciar la Buena Nueva predicándola, no escribiéndola.

En el Evangelio de San Juan se dice claramente que, "Jesús dijo e hizo tantas cosas que si se escribieran una por una, creo que no habría espacio en el mundo para tantos libros" (Juan 21, 25). Con esta afirmación que parece exagerada, el evangelista nos asegura que no todo lo que hizo Jesús está contenido en la Biblia.

Y esa parte que no está en la Biblia, ¿dónde está? Es San Pablo quien nos da la clave para saber dónde Dios ha depositado la verdad en su totalidad. En Efesios 3, 8-12, leemos:

"A mí, el menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: la de anunciar (no escribir) a los gentiles la insondable riqueza de Cristo, y esclarecer (predicando de viva voz, pues aún no existía el Nuevo Testamento escrito) cómo se ha dispensado el misterio escondido desde siglos en Dios, creador del universo, para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora manifestada a los principados y a las potestades en los cielos, MEDIANTE LA IGLESIA, conforme al designio eterno realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro,..."

Y para clarificar quiénes son los llamados en la Iglesia para dar a conocer "la multiforme sabiduría de Dios", es nuevamente San Pablo quien nos lo indica: "Que todos, pues, vean en nosotros (apóstoles y presbíteros) a servidores de Cristo y encargados de las obras misteriosas de Dios" (1 Corintios 4,1).

Y como una confirmación de esta autoridad apostólica, San Pablo nos continúa dando más luz, cuando al dar sus últimas recomendaciones a los presbíteros (Hechos 20, 17ss.) les dice: "Cuídense ustedes y todo el rebaño (la Iglesia) a cuya cabeza los ha puesto el Espíritu Santo como obispos para apacentar la Iglesia del Señor, que él adquirió con su propia sangre" (Hechos 20, 28).

Luego es mediante y por medio de la Iglesia (no de sola la Escritura) que el mensaje de la Salvación en Cristo debe ser anunciada, para que la plenitud de la verdad llegue a quienes realmente la buscan, y así la puedan hallar.

Y en otra parte, nuevamente San Pablo nos asegura y da testimonio de que la Iglesia es, "la casa de Dios vivo, base y columna de la verdad" (1 Timoteo 3, 15).

Si la Iglesia es la base y columna de la verdad, bíblicamente hablando, es en ella y sólo en ella que hallaremos la verdad completa. Luego, desde la misma Biblia, según la teología protestante de solo la Escritura, andan errados quienes buscan la plenitud de la verdad solamente en la Biblia. La Biblia es verdadera, pero no posee la plenitud de la verdad; los mismos textos arriba leídos así lo indican.

Esta verdad se entiende a la luz del orden divino reflejado en la unidad de la única Iglesia de Jesucristo, unidad exigida por el mismo Cristo: "Tengo otras ovejas que no son de este rebaño. A ellas también las llamaré, y habrá un solo rebaño bajo un solo pastor" (Juan 10, 16).

A todo esto, se debe contestar las siguientes preguntas: el cristianismo, ¿está cumpliendo con la Voluntad salvífica de Dios? En términos generales sí. ¿Está el cristianismo proyectando y dando a conocer al mundo la plenitud de la verdad? Lamentablemente, NO. La división interna del cristianismo no solamente no está proyectando la verdad, sino que es un terrible obstáculo a la misma verdad, por eso el mundo no cree. De aquí que el cristianismo, ante el mundo, no es ni puede ser signo de orden, sino de desorden y confusión. Por consiguiente el cristianismo no está cumpliendo con dos designios divinos: la verdad plena y el orden.

Luego, ante este terrible panorama, ¿Dios fracasó? No. ¿Entonces? Dentro del cristianismo existe una y única Iglesia que, según las promesas de Jesucristo, está cumpliendo con las tres características divinas de a) anuncio de la salvación, b) poseedora de la plenitud de la verdad y c) en un perfecto orden que mantiene el anuncio de la salvación y la propagación de la verdad en una unidad de tal manera ordenada que puede ser fácilmente identificada para los que, de buena voluntad, la buscan. Y ¿cómo se puede identificar esa Iglesia dentro del desorden y la confusión en el que el ser humano ha convertido el cristianismo? De la siguiente manera:

Este signo de unidad tiene que darse en dos dimensiones o características propias de la Iglesia de Jesucristo: ESPACIO y TIEMPO.

ESPACIO. "vayan por todo el mundo, hasta los confines de la tierra, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos." Este envío que hallamos en los Evangelios y el primer capítulo de los Hechos, nos indica el deseo de Jesucristo de que, la Buena Nueva de Salvación basada en la plenitud de la verdad, llegue a todos los seres humanos del mundo entero.

Desde el envío divino de anunciar la Buena Nueva, la Iglesia no ha dejado de anunciar el Evangelio de Jesucristo. Éste ha ido penetrando, aunque poco a poco, a los diversos estados de la sociedad y la cultura influyendo positivamente en la vida individual y colectiva de quienes han aceptado el Mensaje de la Salvación.

Hoy en día, y desde hace varios siglos, la presencia de la Iglesia de Cristo se ha dejado sentir en todo el mundo. Su universalidad es signo visible de la presencia de Dios en el mundo para aquellos que, de buena voluntad lo buscan y así lo puedan hallar.

Hay congregaciones y sectas que aseguran haber alcanzado el estatus de universalidad, como me dijo un testigo de Jehová.

Pero no es el haber alcanzado tal estatus en estos últimos tiempos, es el haber estado presente a lo largo de estos dos mil años de presencia cristiana anunciando el Evangelio, es como se demuestra la universalidad de la verdadera Iglesia de Jesucristo. Con esta realidad entramos en la otra característica que distingue a la verdadera Iglesia de Jesucristo, su presencia en el...

TIEMPO.  En el Evangelio de Mateo 28, 20, Jesús da esta promesa, que es promesa divina y, por ello, infalible: "He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo".

Esta promesa divina es fundamental a la hora de identificar cuál es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

Él promete estar con su Iglesia "todos los días", es decir siempre (que no la abandonará), desde su fundación y envio y a lo largo de los siglos, hasta el fin del mundo. (Este tema lo ampliaré más adelante).

Por consiguiente y según estas verdades bíblicas, la verdadera y única Iglesia de Jesucristo es la Iglesia que Él mismo fundó.

Conclusión. Toda la evidencia aquí expuesta nos indica que, sólo y exclusivamente, para que la plenitud de la verdad del Evangelio llegue en su forma íntegra y ordenada, debe hacerlo por medio de una institución creada por Dios en Cristo, que no es otra cosa que la Iglesia.


Razón II. La Iglesia que Cristo fundó

El primer problema que debemos resolver en la identificación de la verdadera y única Iglesia de Cristo, es dejar claramente establecido si realmente Jesús fundó la Iglesia.

Prueba i. Mateo 16, 18, Jesús le dice a Simón: "No te llamarás más Simón, sino Kefas (Cefas), y sobre esta Kefas edificaré mi Iglesia..."

Fíjense como Jesucristo, luego de la profesión de fe de Simón (ver versículos anteriores), le cambia el nombre por el de Kefas o Cefas (arameo - piedra, roca. Es de saber que en arameo no existe las variantes del griego: petros - petras, por eso he utilizado el término que utilizó Jesucristo en arameo y que podemos ver en Juan 1,42. En el tema de la jerarquía explicaré este punto) prometiendo que sobre esta Kefas (Simón) va a edificar Su Iglesia.

Vemos en este texto una clara manifestación y deseo divino de hacer, construir, fundar la Iglesia (eso es lo que quiere decir edificar). Luego según el designio divino por el que, de modo ordenado se nos va a hacer llegar el mensaje de la Salvación sobre el fundamento de la verdad plena, radica en la institución de la Iglesia. Esta Iglesia que, como hemos visto más arriba, será "la que manifestará la sabiduría escondida en Dios" a todo el mundo, por medio de los apóstoles dispensadores de esta gracia.

Prueba ii. Hechos 20, 28: San Pablo aconseja a los presbíteros de la Iglesia: "Cuídense ustedes y todo el rebaño (la Iglesia) a cuya cabeza los ha puesto el Espíritu Santo como obispos para apacentar la Iglesia del Señor, que él adquirió con su propia sangre".

Si analizamos la última parte del versículo "la Iglesia del Señor, que él adquirió con su propia sangre", veremos en ello que fue en la Cruz del Calvario, mediante el derramamiento de la sangre de Jesucristo, que la Iglesia nace, y según el Catecismo de la Iglesia Católica, del Costado abierto de Cristo en la Cruz (C.I.C. 766).

La Iglesia que él adquirió con su propia sangre indica que son todos aquellos quienes por el bautismo, son sepultados con Cristo para resucitar con él (Romanos 6, 4; Gálatas 3, 26-28).

Así es como nace la Iglesia; así es como Jesucristo funda, construye, hace, edifica su Iglesia. Luego, si analizamos bien esta verdad bíblica, la respuesta a la pregunta, ¿cuál es la verdadera y única Iglesia de Cristo?, la respuesta es clara y sencilla: la verdadera y única Iglesia de Cristo es... la que él mismo fundó en la Cruz del Calvario.

Claro, esta respuesta aún no nos dice de modo directo cuál, entre tantas, es realmente la de Cristo, pero nos deja entrever con bastante claridad cuál es.

La conclusión a este argumento es que, si he de buscar la verdadera Iglesia de Jesucristo, debo ampararme en esta verdad bíblica: la verdadera y única Iglesia de Jesucristo es la que él mismo fundó por medio de su sangre en la Cruz.


Argumento 3. Misión de la Iglesia de Jesucristo

Si Jesucristo instituye, funda su Iglesia, es porque ella va a ejercer una función de vital importancia en la Obra de la Salvación.

Prueba i. Si Dios es un Dios de orden y de paz, como ya hemos visto, es lógico y de sentido común que la transmisión de tal Obra se realice mediante un organismo que sea capaz de cumplir con tal encargo dentro de los parámetros del orden divino, no según los parámetros humanos que tienden al desorden y la división.

Prueba ii. La Obra de la Salvación es para todo el mundo, hasta el último día. Por eso es que Jesús envía a sus Apóstoles y discípulos a todas las naciones a hacer discípulos y testigos suyos, para que crean y se bauticen todos aquellos que, escuchando esta Verdad, se conviertan y se salven. ¡Esta es la misión fundamental de la Iglesia, dar a conocer el Evangelio de la Salvación de Jesucristo y en Jesucristo.

No es como manifestó un sacerdote a quien escuché, quien, entusiasmado ante un evento cultural (música, bailes folklóricos y demás eventos culturales), dijo que esa debería de ser la misión de la Iglesia. Un compañero y yo nos miramos ante tal expresión desatinada, y que demuestra el pensamiento moderno de muchos católicos.

La cultura de un pueblo es algo bello e indispensable para el desarrollo emocional y sana convivencia de una nación, pero esa no es la misión fundamental de la Iglesia, sino el anuncio de la Buena Nueva y, con este anuncio, irradiar y purificar, elevar y cristificar la cultura al cristificar la mente y los corazones de quienes la viven y la fomentan.

Prueba iii. El establecimiento de la nueva y definitiva Alianza entre Dios y la Humanidad y la constante y continua renovación de la misma.

En el Antiguo Testamento Dios estableció Alianza con su Pueblo, pero este Pueblo le fue infiel. Por eso Dios promete, con el establecimiento de la era mesiánica (anunciado por medio de los profetas), el establecimiento de una Nueva y Eterna Alianza, no ya con un pueblo en particular, sino con la Humanidad.

Esta Nueva Alianza Dios la establece por medio de su Mesías, su Hijo encarnado quien, en la Última Cena, la lleva a cabo por un pacto de sangre, su misma sangre:

Jesús, tomando "la copa después de cenar dijo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la beban, háganlo en recuerdo mío" (1 Corintios 11, 25).


Argumento 4. Permanencia perpetua de Jesucristo en su Iglesia, la que él fundó

Este argumento es fundamental a la hora de identificar la verdadera y única Iglesia de Cristo.

Dios, que quiere que todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad plena, hará que estas realidades de su plan divino, se lleven a cabo en un orden (o sea de modo ordenado). Sólo una institución capaz de mantener este orden (con la asistencia del Espíritu Santo) será capaz de conseguir este objetivo. Y esa institución, como hemos visto, es la Iglesia.

Y este orden se manifestará en la Iglesia en su envío, la promesa de la presencia permanente de Jesucristo y su manifestación en el mundo.

Prueba i. El envío: "Vayan por todo el mundo, hasta los confines de la tierra, y hagan discípulos y testigos míos a todos los pueblos; bauticenlos y enséñenles todo lo que yo les he enseñado a ustedes" Mateo, Lucas, Hechos.

El hecho de que Jesucristo haya dado a la Iglesia la potestad y la misión de anunciar el Evangelio "a toda la creación", nos indica una presencia y permanencia constante y continua de Dios, Uno y Trino, a lo largo de toda la historia de la Iglesia. 

Prueba ii. La promesa: "He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" Mateo 28, 20.

Esta prueba nos deja ver cual es la verdadera Iglesia de Jesucristo. Si él promete a sus apóstoles y demás discípulos que estaría con ellos todos los días (desde el día que los envía a evangelizar -siglo I-) hasta el fin del mundo (siempre), el sentido común y la lógica nos dicta que, la verdadera y única iglesia de Jesucristo, históricamente y a lo largo de estos veinte siglos, es la que ha estado anunciando este Evangelio, y ¿cuál es esa iglesia? Aquella que históricamente siempre ha estado presente durante estos dos mil años.

Prueba iii. La división - signo de las "iglesias" que no son de Cristo.

"Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades al enseñarles cosas distintas de las que ustedes han aprendido; aléjense de ellos, porque esas personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino más bien a sus propios vientres, y con palabras suaves y agradables engañan los corazones sencillos” (Romanos 16, 17-18).


¿Quién se separó de quién?

La respuesta sincera y correcta a esta interrogante dará luz para descubrir cuál es realmente la verdadera y única Iglesia de Jesucristo.

Si establecemos que la única y verdadera Iglesia de Jesucristo es la  que Él fundó, ello quiere decir que el Espíritu Santo, por boca de San Pablo, nos está advirtiendo que desde dentro de la Iglesia surgirán hombres y mujeres que, no conformes con la verdad y realidad de la Iglesia, se apartarán de ella provocando divisiones y dificultades las cuales desembocarán en terribles luchas y conflictos que terminarán por desprestigiar, en gran medida, la fe cristiana. ¿Y quiénes son esos que se han separado de la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo provocando divisiones y dificultades?

Ante esta realidad, San Juan nos aclara y advierte que, “muchos anticristos han aparecido,... Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros” (1 Juan 2, 18-19).

Es interesante constatar que no fue la Iglesia Católica la que se separa de..., Sino los protestantes que se separan de la Iglesia Católica (y todos aquellos movimientos que a lo largo de la historia han surgido al margen y en oposición a la Iglesia de Jesucristo. Salieron de Ella -la Iglesia- porque realmente no eran de Ella). 

Luego el sentido común y la lógica nos dicta que, los anticristo, los que han salido de la Iglesia Católica, fueron los protestantes. Por eso ya San Pablo, iluminado por el Espíritu Santo, da la siguiente advertencia a los presbíteros de la Iglesia de Jesucristo: “Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí.” (Hechos 20,28-30).

Jesús nos da la clave del por qué la intención satánica de dividir la Iglesia. En la oración sobre la unidad que dirige al Padre vemos las consecuencias tanto de la unidad como de la división y desunión: "Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí, y yo en ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado" (Juan 17, 21). Jesús  muy bien sabía que la división iba a ser uno de los más grandes obstáculos para su Obra de Salvación.

Por tal motivo deja establecido bien claro que uno de los requisitos para que sea conocido en todo el mundo es la unidad cristiana. Los que están fuera de la fe cristiana no mirarán al cristianismo como una sola Iglesia, sino un conjunto de denominaciones cristianas discutiendo por cuál es la verdadera Iglesia de Jesucristo. Discusiones que en muchas ocasiones terminan en peleas, guerras y manifestaciones de odio, todo lo contrario a lo que Cristo enseñó. Si hoy el cristianismo no tiene suficiente poder de convencimiento es debido, mayormente, a estas divisiones que nada aportan al Evangelio de Jesucristo, y que Satanás muy bien ha sabido aprovechar.

Ahora bien, ¿cómo conseguir la unidad cristiana? No cualquier unidad como hacen los protestantes que se agrupan en concilios y en movimientos, pero aún se mantienen divididos en materia de doctrina, moral y espiritualidad. La unidad que Cristo pide es la substancial: "Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mí, y yo en Ti. Sean también uno en nosotros", es decir, relativa a la del Padre con el Hijo, y de la que nos habla San Pablo: "Sean un cuerpo y un espíritu, pues al ser llamados por Dios, se dio a todos la misma esperanza. Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo". Esta es una unidad de doctrina, de moral y de espiritualidad (unidad formal). La unidad material es la que abarca a todo el mundo y en todos los tiempos. Ambas formas de unidad tienen que darse en la única Iglesia fundada por Jesucristo. Cualquier otro intento de unidad donde falten esos principios fundamentales (formal y material), no es verdadera unidad.

Para alcanzar la unidad que Cristo nos pide hay que ser humildes y reconocer nuestra fragilidad mental y nuestra incapacidad de llegar a la verdad total por nuestras propias fuerzas, dejando al Espíritu Santo que sea él quien nos guíe e ilumine el sendero correcto y adecuado para lograr realizar dicho deseo de Cristo. Dejar atrás nuestros prejuicios religiosos que ofuscan el entendimiento y razonamiento, pues no nos dejan ver más allá de nuestros propios intereses personales; intereses que son alimentados por nuestra soberbia de querer mantener a como dé lugar nuestras posturas, y este orgullo que no nos deja reconocer nuestros errores y limitaciones.

Pero sucede que a pesar de este llamado los protestantes seguirán halando para su lado, los ortodoxos y anglicanos harán lo mismo, y las demás sectas seguirán defendiendo sus posturas, y así, humanamente hablando será imposible que se dé dicha unidad convirtiéndola en una utopía. Aunque, gracias a Dios, lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.

Así, pues, confiado en el poder de Dios y en el deseo de Cristo de alcanzar dicha unidad para que sea conocido y aceptado como el único  Dueño, Señor y Salvador del mundo entero, voy a poner mi granito de arena presentando las razones o 'motivos de credibilidad', bíblicas e históricas, que tenemos los católicos para fundamentar nuestra postura y posición como la verdadera y única Iglesia de Jesucristo.

Ver segunda parte: Razones bíblicas e históricas para ser católico apostólico y romano (accede al índice de contenido)


*Para ampliar el tema de la salvación, te refiero al tema ya publicado sobre la salvación eterna: Salvación y verdad

*Padre Luis Toro en debate con adventista: la verdadera Iglesia de Jesucristo en la Biblia

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